Una mujer sola recorre la escena.
Un espacio austero, una habitación en donde ella desarrolla un diálogo con la soledad.
Ella y su bata.
Una mujer que sueña con ser famosa, que reflexiona, que da instrucciones para llorar, que recuerda y comparte su infancia, que recuerda su amor, que encuentra la amistad, que se asusta, que se vuelve folclórica, se casa, que protagoniza sus películas, que da instrucciones para enamorarse y sale a la calle a buscar la felicidad con su Sole. Una mujer que ríe.
Ella y su bata y su bata de cola.
Ella y la copla, su redención y resurrección.
Una pieza dual, dividida en dos partes en las cuales la bata es el principal elemento impulsor para la intérprete.
“A veces como cualquier cosa, rollo pan con mayonesa, porque me da pereza bajar a comprar y como nadie me ve… me da igual. Es que la conocí hace poco, en mi casa, en mi habitación. Me dio miedo. No quería mirarla. Ella me dijo que no me preocupara, que siempre había estado conmigo.
Quiero disfrutar de ella. Gracias a ella me convierto en folklórica, en una estrella.
La Sole tiene tantas caras como gente hay en el mundo.”